25 de abril de 2015

Magia felina

Ya estoy aquí otra vez, con las manos vacías de pasteles (de momento), pero llenas de delicias para los sentidos.



Lo que vengo a recomendar es una obra de teatro hecha por un grupo de gente que nunca deja de sorprenderme. Me refiero a “El Gat amb Botes”, de la compañía “La Petita”.
En un mundo donde las nuevas tecnologías lo hacen todo mucho más fácil, más rápido, menos complejo, encontrarte con gente que se toma el trabajo de pensar una adaptación que incluya marionetas (diseñadas y creadas por ellos), juegos de luces y sombras, y hasta un piano en medio del escenario, es un soplo de aire fresco para el cerebro. Y si lo es para un cerebro adulto por el que ya nada se puede hacer, como el mío, imaginaros lo que significa para el cerebro infantil!
Y es que al margen de la adaptación del texto: divertida, ingeniosa, cargada de esos mensajes que tanto nos facilitan el trabajo a las madres, lo que encuentro fabuloso es la elección de los elementos que ponen en escena.
Algo parecido me pasó cuando vimos “El Molinet Màgic” (en el mismo teatro, vaya casualidad). Pero allí me sorprendió tanto descubrir que no soy el único bicho raro en el mundo con estas ideas, que no fue hasta más tarde que caí en la cuenta.
En ambas, en mi humilde opinión, creo que podemos encontrar las raíces del teatro. Teatro puro en todo su esplendor.
Considero que es un ejercicio increíblemente positivo para el cerebro infantil el centrar la atención sólo en una parte de la escena, consiguiendo abstraerse de la realidad que le sobra.
Como no quiero daros muchos detalles de la obra, porque espero que podáis verla, os daré un ejemplo de “El Molinet Màgic” que, lamentablemente, ya no está en escena.
El protagonista intenta pescar en un rincón del escenario, que queda en penumbras. En el centro, aparece, desde arriba, el anzuelo y entran dos actrices con sendos peces marioneta que tiene un diálogo genial.
Imagináis lo que significa para el cerebro interpretar, entender y disfrutar esta escena? La cantidad de conexiones neuronales que se crean para ver a los peces nadando bajo el agua?
O cuando explica cómo consiguió la miel, y tú miras a tu hija y en sus ojos no ves bolitas colgadas de un palo ni la mano que sostiene el panal o que mueve los brazos del muñeco… ella sólo ve abejas, miel y al Yunan.
Y tú, madre, te enamoras… te enamoras de esa gente que logra ese increíble proceso es su cabeza. De esa gente que es capaz de hacer, con una coreografía, que te sientas sobre un barco en alta mar. 
Definitivamente, es mágico!
Esa misma magia se puede encontrar en “El Gat amb Botes”, donde una actriz maravillosa (aaay!!!! Cómo queremos a esta Alicia) da vida a un gato muy astuto. Y es tan buena, que te olvidas que la conociste cuando era una niña “responsable, assenyada i preciosa” que terminó robándote el corazón, o que te dejó la boca abierta durante un buen rato la vez aquella que apareció en el escenario como el Puck más sexy que he visto nunca. O donde además del inigualable Gerard (como el hijo del molinero), Aina (como una princesa del tipo de princesas que me gustan a mí), Roc (como un rey muy… bueno, como un rey) y Ernest Fuster (pianista y narrador al que acabamos de conocer, pero al que no le perderemos la pista), te puedes encontrar con una serie de personajes que estos 5 chicos ponen en el escenario con la ayuda de marionetas, sombras, música, cambios de vestuario… magia, pura magia!
Mi delicia de mamá de hoy, es este guión de Marc Miramunt y Aitor Rodero, esta obra que os recomiendo para que disfrutéis junto a vuestros peques y aprovechéis para compartir un buen momento que no termina con la función, porque aparece cada vez que recordáis algún momento y lo revivís con los niños.
En la web del Jove TeatreRegina encontrareis la ficha técnica, los horarios y toda la información necesaria para no pasar una tarde increíble.
Animaros!!! Y luego me contáis qué tal.

Hasta la próxima función


Diana

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